Cuando una estrella del rock de los ’70 recibe la noticia de que le quedan dos meses de vida tiene dos opciones. La primera es asumir que nunca volverá a ver el invierno y sonreir, como reza la canción de Ryan Adams September. La segunda es aferrarse a la música, grabar el mejor disco de su vida (Going Back Home) y luchar con tenacidad.
No es necesario describrir cuál de los dos caminos eligió Wilko Johnson, que se presentaba el pasado jueves 16 de abril en formato trío en la Sala But en Madrid, para repasar su discografía más esencial en apenas 90 minutos en los que la intensidad del show no decae por un sólo segundo.
All Through The City, una de las canciones más emblemáticas del disco debut de Dr. Feelgood Down By The Jetty es la apertura elegida por Wilko Johnson junto con If You Want You Got Me, en las que avisa al más que heterogéneo y ecléctico público de la sala sobre sus intenciones de no parar de tocar durante toda la duración del show. Armado de su inseparable Fender negra y roja empieza a rasgar la guitarra con su habitual estilo, sin utilizar púa, y dándose esos paseos por el escenario que tan poco le gustaban a algunos de sus compañeros en Dr. Feelgood, a los que el tiempo puso en su sitio demostrando que tras cuatro grandes discos, la partida del músico de Essex supondría la defunción anticipada de la banda.
El repertorio continúa con canciones para destacar el virtuosismo de Wilko Johnson pero también dejar lugar a momentos de emoción – Going Back Home puede poner la piel de gallina a más de uno- y de nostalgia, como Roxette. En esta parte del show destaca especialmente la figura del bajista Norman Watt-Roy (Ian Dury & The Blockheads) que si bien aporta maneras más cercanas a un bajista de soul o de jazz, la combinación de sus contundentes líneas de bajo junto con los acordes de acompañamiento en algunos momentos del repertorio hace crecer al trío pareciendo que estás ante una banda de cinco instrumentistas. El derroche de energía de Norman contrasta con el pausado y metódico saber estar del batería Dylan Howe, también con impronta más cercana al jazz que al rock o al punk, aunque como Norman fuera miembro de The Blockheads tras la muerte de Ian Dury.
La intensidad del concierto es tal que durante la mayoría de la representación no hay palabras hacia el público por parte de Wilko, tan sólo esa gestualidad tan característica que sin duda sirve de comunicación entre el escenario y la pista. Tal es el ritmo de la noche que el propio Wilko, cuando llega el momento de retirarse del escenario para esperar los aclamados bises, ni tan siquiera se descuelga su inseparable Fender.
Es precisamente en el momento de los bises y para cerrar, cuando durante la interpretación Bye Bye Johny–canción redentora de Chuck Berry- el público por fin toma protagonismo y la química entre artista y audiencia formulada durante toda la noche reacciona y resulta en un memorable final de show, donde los ritmos del rocanrol de la década de los 50, el virtuosismo del trío, y la británica y punk voz de Wilko Johnson, suponen un viaje a los años 70′ en dónde Dr. Feelgood se erigió como la levadura que hizo fermentar el sonido de bandas tan icónicas como The Clash.
Este show de Wilko es además un anticipo de su presencia el próximo verano en el festival Blues Cazorla promovido por Riff Music, en el que compartirá cartel con otros amigos de La Siesta DO Lunes como Imelda May o Nikki Hill.