Por ver donde puedes llegar, por esa tarde de niños… de niños como nos sentimos todos cuando vamos a un concierto de Rubén Pozo, uno de los pocos artistas que hay en España cuya autenticidad hace que al verle en el escenario te des cuenta de que estás ante toda una leyenda del rock.
Y no es para menos, ya que hace ahora 20 años que publicó su primer disco y ahora, en el 2015, cuenta ya con 11 long plays que le acreditan como alguien más legendario que cualquier artista de pop que los medios suelen encumbrar por el simple hecho de proceder de una década o de un etiqueta, llámese la movida madrileña o cualquier otra.
Por derecho propio, por izquierdo o por soltar….por eso se subió Rubén junto a su banda el pasado viernes 22 de mayo al escenario de la discoteca antes conocida como Pachá, ahora apañada a veces para conciertos bajo el nombre de Teatro Barceló.
Y se subió un Rubén mucho más pausado que en la anterior gira, con su autenticidad de músico anárquico que bebe de las mieles de Marc Bolan, Bob Dylan y Lou Reed, para descomponer todas ellas en un repertorio que con los años ha adquirido un empaque de rockero total, de esos de los que solían venir del Reino Unido y en España adolecíamos.
El show de Rubén comenzaba con Todo Palante, casi presagiando que desde la mesa de sonido quizás no se lo iban a poner demasiado fácil esa noche, pero Rubén es un tipo curtido en mil batallas y junto con su adaptable banda consiguieron conectar con el público desde el primer momento, empalmando el inicio con Tonto de Tanto Rock And Roll, en donde Rubén erigido en un gran frontman y su joven guitarrista Miguel Iglesias ya empezaban a destilar guitarrazos por doquier.
Por seguir picando piedra…porque como músico Rubén no deja de evolucionar continúo el show alternando alguna canción de Pereza con un set un poco más acústico en el que Chatarrero y Chavalita, permiten acercarse al público de una manera casi artesanal, sobre todo gracias al inseparable «Dylan» que tanto le gusta colgarse al cuello a Rubén para que su armónica suene como si estuviéramos en los sesenta. Es también en esta parte del show donde uno puede intuir como hubiera sonado su último disco sin Nigel Walker y es que, Rubén acierta plenamente al elegir arreglos bien distintos para el directo respecto a los del estudio.
Porque hoy es noche buena…y por eso Rubén nos regala una intro y algún que otro sólo usando el wah wah, algo que un guitarrista como él se debería de permitir abusar más. Esta Es Mi Canción, a pesar de haberse publicado recientemente tiene una conexión con el público que hace que en la sala se viva un ambiente especial.
Por los sueños de eternidad…quizás es por lo que suenan Grupies o Margot, canciones que tienen un sello tan Rubén Pozo que parecen haber sido editadas en cualesquiera de sus dos discos en solitario. Como por ejemplo fue la siguiente del repertorio, Pegatina, tras cuya interpretación la rabia contenida del artista supo vencer a su característica timidez para invitar a la gente a reflexionar en pleno fin de semana electoral, algo que no estila mucho Rubén pero que deja caer en sentido figurado en la canción Disco Stu, que no sonó durante el recital.
Por si hay alguien ahí fuera, por quitarse los disfraces…Rubén asume en esta gira de presentación de En Marcha una actitud mucho más guitarrera y protagonista que en giras anteriores, además, presenta un repertorio de más de 19 canciones – incluyendo al menos 7 de su último disco y repartiendo el resto del repertorio entre canciones de Lo Que Más y clásicos de Pereza – en el que su liderazgo al frente de su banda de directo, junto a la versatilidad de Miguel Iglesias hace que la gira de En Marcha sea de las pocas posibilidades que la escena musical española nos ofrece la oportunidad de vivir un show repleto de autenticidad en la que apreciar como el rock de autor puede emerger en España como lo hiciera en el pasado en las Islas Británicas y, en definitiva, la posibilidad de ver ya a una leyenda del rock en España con mucho que decir y en un gran momento de forma.
Por ver dónde te lleva, por si acaso, porque vale, porque no lo esperas, por eso Rubén lo hace.